Reflexiones tras el XXII Congreso Internacional del CLAD

Durante los días 15, 16 y 17 de noviembre tuve la oportunidad de asistir al XXII Congreso del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), organización pública internacional cuya misión es “promover el análisis y el intercambio de experiencias y conocimientos en torno a la reforma del Estado y la modernización de la Administración Pública”.

Esta edición se celebró en Madrid, y concretamente en el INAP, siendo el tema central de debate la reforma del Estado y de la Administración Pública. Quisiera dejar aquí mis impresiones y algunas de las conclusiones que pude extraer de las experiencias que se compartieron. 

  Primeramente, hay que destacar la buena organización y preparación por parte del INAP y el CLAD, dada la complejidad de un Congreso de esta magnitud, con más de 150 paneles, presentaciones y ponencias, diversos pósteres y tres conferencias plenarias más el acto de clausura; todo ello a cargo de  servidores públicos y otros profesionales de toda Iberoamérica. Además, se contó con la colaboración del Iltre. Colegio de Médicos de Madrid, que cedió algunas de sus salas y que comparte con el INAP el impresionante edificio construido en 1891, que fue Facultad de Medicina de San Carlos.  Un detalle que considero negativo es que no hubiese guardarropía, lo que hizo un tanto incómodo moverse por las instalaciones.  

 Entrando en el contenido del Congreso, al ofrecerse tanta variedad de ponencias en cada horario tuve que realizar un exhaustivo estudio durante los días previos a mi asistencia para priorizar contenidos. Realmente, un evento de estas características ofrece tal variedad de ponencias y temas a tratar que resulta ciertamente abrumador elegir. Empero, como se aceptaron hasta ocho áreas temáticas o paneles generales se hacía algo más fácil, a priori, establecer un criterio.

  He de decir que mis preferencias se centraron en gestión del empleo público, captura y retención del talento, innovación, dirección pública y dirección por objetivos.
    Las conclusiones fueron bastante positivas y pude comprobar cómo muchos países de Latinoamérica se han “puesto las pilas” en esas materias, encontrándose a nuestro nivel o incluso llevándonos la delantera en algunos aspectos como evaluación del desempeño (Chile), acercamiento de la Administración a los jóvenes (Colombia o Chile, a través de programas de prácticas para recién titulados), o planificación estratégica y control de políticas públicas.

Obviamente, las experiencias que se presentaron eran, ante todo, de los gobiernos centrales (aunque se presentaron algunas locales) y en este sentido la AGE está en algunos de sus Departamentos muy bien situada. Sin embargo, dado nuestro peculiar sistema territorial no podemos decir lo mismo de muchas CC.AA.   Comparando el nivel de modernización de nuestros Ayuntamientos creo que en España solo destacan unos pocos en innovación y proyectos de mejora de la calidad y en gestión de personas, si tenemos en cuenta la cantidad de recursos con los que contamos aquí.  

  Un panel especialmente interesante fue el organizado por Novagob sobre “redes de empleados públicos: la creación de ecosistemas de innovación
pública y su impacto en las organizaciones”. Las TIC están ofreciendo un entorno verdaderamente espectacular y propicio para la transmisión del conocimiento. Novagob se ha convertido en la red iberoamericana más importante de empleados públicos, estando convencido de que este tipo de proyectos permiten crear ecosistemas de relaciones profesionales con los que compartir experiencias, conocimientos -como digo-, tecnología, y aportando valor añadido para lograr la excelencia en nuestras Administraciones.    De hecho, estoy estudiando las posibles aplicaciones prácticas para la Administración del sistema “blockchain” o cadena de bloques -en que se sustentan las monedas virtuales- y descubrí en los previos de la ponencia mencionada que existe un grupo dedicado a ello en Novagob 

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     También se mencionó la lacra de la corrupción que todavía se da en algunos países iberoamericanos y el problema que ello supone para lograr Administraciones eficaces, eficientes y de calidad. Se trata, ciertamente, de una cuestión difícil de resolver pero que resulta esencial para conseguir confianza, seguridad y una distribución ética de recursos públicos.

    La conclusión general que debe extraerse de todo cuanto se compartió durante el Congreso, en lo que respecta a reforma de las Administraciones Públicas, es que debe contarse con los empleados públicos, empoderarlos para que sean partícipes de los avances que aquellas necesitan. También es necesario contar con una Dirección Pública fuerte, protegida de vaivenes políticos, que sepa liderar los cambios que deban realizarse. Y por supuesto, dotar de los recursos y el impulso político necesarios para planificar y poner en práctica las políticas públicas que permitan abordar los problemas de nuestras Administraciones, que se traducen, a la postre, en resolver los problemas de los ciudadanos.

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