El Gobierno anuncia que a lo largo de 2017 los empleados públicos recuperarán parte de la rebaja salarial del 5% que sufrieron en 2010. ¡Qué alegría! Pero llega Cristóbal Montoro y nos chafa la fiesta con una de cal y otra de arena en una jornada organizada por la Federación de Asociaciones de Cuerpos de la Administración Civil del Estado FEDECA.
Por un lado alaba el sacrificio y la profesionalidad de los empleados públicos españoles, que somos uno de los mejores cuerpos funcionariales del mundo, «eficaz y comprometido» (no lo digo yo, son palabras del Ministro). Pero por otra parte dice que no es necesario compensar los sacrificios realizados durante estos años. Para más inri, apostilló que «no se trata de recuperar nada» sino de «ganar ese futuro».
¿Cómo se les queda el cuerpo? Cuando leí el artículo no sabía qué pensar exactamente. No vamos a recuperar ni se trata de compensar nada, sino que nos vamos a ganar el futuro. ¿Pero no somos unos de los mejores cuerpos del mundo? ¿Acaso trabajamos por amor al arte? Nos teníamos que ganar el cielo con la profesionalidad, dedicación y sacrificio que demostramos, en palabras del mismísimo Ministro de la Función Pública, a cambio de cada vez menos.
La des-motivación del empleado público
No sé si recuperar el nivel adquisitivo anterior a la rebaja de 2010 se debe llamar compensación, recuperación, justicia, incentivo o lo que sea, pero lo cierto es que algunos de nuestros políticos no entienden que el sacrificio y el esfuerzo que día a día realizan los millones de empleados públicos españoles debe premiarse. Parecen olvidar el texto del EBEP cuando menciona la necesidad de tener unos empleados públicos debidamente motivados y contar con ellos. Parecen decir «sí, contamos con vosotros pero no esperéis que os lo paguemos».
Todos los españoles hemos hecho sacrificios, pero por lo que respecta a la Administración la rebaja del 5% del salario no ha tenido precedentes ni parangón. Si se quiere de verdad, si hay intención real de que los empleados públicos sigan trabajando cada día con ahínco y esforzándose por sacar lo mejor de sí mismos, a pesar de lo que tienen que sufrir por falta de medios, ocurrencias políticas, etc. es necesario respetarles más y no simplemente darles una palmadita en la espalda y decirles que no se trata de recuperar nada sino de ganarse el futuro.
La alineación con los objetivos de las Administraciones y el logro de una cultura administrativa donde los empleados públicos se sientan identificados y parte de sus organizaciones comienza por los cargos públicos y quienes tienen responsabilidades en materia de gestión del personal. No se trata sólo de incentivarlos económicamente sino de reconocer con sinceridad el esfuerzo que desarrollan, lo que no parece suceder aquí. Si se quiere un empleo público de calidad hay que pagarlo y hasta ahora no sólo no se ha retribuido correctamente sino que se ha reducido el incentivo económico (y no parece que haya otros). Como decía antes, la calidad se debe pagar o de lo contrario se resentirá.