Archivo de la categoría: Dirección pública

La dirección pública y por objetivos, y su íntima relación con el liderazgo en la gestión de personas y procesos, son conceptos que deben implantarse definitivamente en las administraciones públicas.

Modernizar la Administración por Real Decreto

El Gobierno quiere modernizar la Administración. El pasado 7 de octubre la Vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, anunciaba la creación de un «Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía». Su objetivo es modernizar la Administración Pública y en particular la AGE, aligerar sus procedimientos y lograr mayores niveles de cogobernanza. También se pretende con ello mejorar la gestión de los fondos europeos.

Comparecencia de Calvo para anunciar la modernización de la Administración
Comparecencia de Calvo para anunciar la modernización de la Administración

Para llevar a cabo dicho plan el Gobierno quiere crear una nueva «Ley de la Administración Pública». Y quiere hacerlo mediante un Real Decreto-Ley para, a continuación, comenzar el trámite parlamentario de aprobación de una ley (en condiciones, diría yo).

Todos sabemos que la modernización de nuestras Administraciones Públicas es urgente. Hace falta dar nuevo aire a una Administración que en muchos aspectos es obsoleta y que cuenta con unos procedimientos mejorables. La gestión de sus recursos humanos debe alcanzar otra dimensión con el desarrollo y total aplicación del TREBEP (evaluación del desempeño, motivación, dirección pública, retención del talento…). Las relaciones entre Administraciones han de contar con mejores mecanismos de coordinación y cooperación, y así con otros muchos aspectos.

Los profesionales de lo público no nos cansamos de insistir en ello (bueno, algunos ya empezamos a notar cierto hastío) pues se lleva recordando desde hace años. Actualmente modernizar la Administración va a paso lento. Recordemos, por ejemplo, la Ley 39/2015 del procedimiento administrativo y la implantación de sus previsiones más tecnológicas (registro electrónico, de apoderamientos…) prorrogada ya varias veces.

Una modernización urgente pero bien hecha

Esta reforma administrativa que no acaba de llegar hace que la necesidad de adopción de medidas sea urgente. Además, la actual crisis y la organización de nuestro Estado autonómico están recordándonos los fallos de comunicación y coordinación entre los distintos niveles de Administración.

Los pilares de la modernización administrativa

Esta necesidad de mejora de procesos y relaciones entre Administraciones plantea varias cuestiones. En primer lugar ¿se justifica la aplicación del Real Decreto-Ley? ¿No se debería aplicar antes la legislación existente? ¿Solo la AGE necesita modernizarse?

La urgencia en regular la distribución de los fondos europeos puede justificar ciertas medidas, pero no una pretendida reforma administrativa de más calado mediante RD-Ley. Los problemas procedimentales y de coordinación en la AGE (como en el resto de Administraciones) requieren de mayor consenso con vistas al largo plazo. Si de verdad queremos actualizarnos habrá que hacerlo bien y con decisión; no sea que al cabo de un tiempo se desvanezca el ánimo inicial o aparezcan errores que paralicen lo logrado.

En materia de procedimientos y gestión interna ya disponemos de normas como la Ley 39/2015, la 40/2015 o el TREBEP, que no se están aplicando totalmente. Habrá que aprovechar lo que tenemos, que son buenas herramientas para modernizarse, antes que correr a crear otra norma más.

Y por lo que respecta a la última pregunta, la modernización no solo debe aplicarse a la AGE sino al conjunto de Administraciones públicas. Todas ellas están implicadas en la mejora de los servicios públicos y necesitan reformas. Es cierto que los fondos europeos, que considero la verdadera causa de este Plan, se enviarían al Gobierno central para su distribución. Pero si se quiere modernizar las Administraciones, en plural, y que sus efectos permanezcan, habrá que contar con todas ellas y crear normas con rigor, debate, contando con los profesionales implicados, y que duren más que el Gobierno que las crea.

La necesaria implantación del Directivo Público Profesional

Una de las principales apuestas del EBEP para lograr sus objetivos ha sido la incorporación del directivo público profesional al personal. Sin embargo, después de más de una década de su aprobación aún no contamos con un estatuto del directivo público que permita exprimir todo el potencial y limar las limitaciones de esta figura.

Qué es un directivo público

Antes de continuar conviene aclarar el concepto de directivo público. El TREBEP ofrece en su artículo 13, dedicado a esta figura, una escueta definición:

Es personal directivo el que desarrolla funciones directivas profesionales en las Administraciones Públicas, definidas como tales en las normas específicas de cada Administración

TREBEP

Como vemos, resulta muy escueto y se remite a lo que establezcan las normas de cada Administración al regular dicha figura. Así pues, podemos dar nuestra propia definición indicando que:

El directivo público profesional es aquel empleado público que desempeña funciones de dirección y liderazgo, transformando las decisiones políticas en conceptos entendibles por el Derecho administrativo.

El personal directivo de la Administración Pública

El personal directivo público profesional es una figura bien conocida y regulada en otros países (Senior Civil Service, Pubblica Dirigenza, Pessoal Dirigente, etc.) y cuya utilidad ha sido reconocida por la OCDE en sus estudios. Sin embargo,  no ha sabido encontrar su sitio en nuestras organizaciones públicas, habiendo sido regulado en normas especiales y de manera dispersa. Para algunos autores esto ha provocado que España no haya tenido una estructura directiva arraigada ni adecuada comparable a otros países de nuestro entorno. En palabras de JIMÉNEZ ASENSIO, demuestra en esta materia (como en tantas otras, en nuestra opinión) un innegable “subdesarrollo institucional”.  

La politización del Directivo Público como principal problema

 El problema, principal y arraigado, de politización de la Administración publica que ha sufrido la dirección pública profesional, como recuerda el Informe de la Comisión de Estudio del EBEP, deriva precisamente de la característica fundamental del personal directivo. Este constituye un grupo profesional a medio camino entre el nivel político de decisión y el administrativo de ejecución o de función pública superior de carrera.

La tarea fundamental de este empleado público es -a grandes rasgos- traducir a conceptos entendibles por el derecho las instrucciones y políticas públicas emitidas por los cargos públicos. De ahí que en no pocas ocasiones existan tiranteces y surjan problemas. Por eso el directivo público no ha tenido el predicamento que se merece en nuestras Administraciones.

El Estatuto del directivo público profesional

Como se indicó, uno de los aspectos que influyen en la implantación del directivo público es la existencia de una norma general que los regule. Desde antes de la aprobación del EBEP se han realizado varios intentos, que no han fructificado, en parte por los problemas que hemos apuntado antes. La reivindicación de su implantación definitiva desde el Estatuto del empleado público se han intensificado. Esto ha sido gracias a que reconoce definitivamente y regula mínimamente este elemento esencial de la Administración.

Entre los intentos por crear un Estatuto de la función directiva profesional podemos destacar el estudio y bases que publicó FEDECA (Federación española de Asociaciones de los Cuerpos Superiores de la Administración Civil del Estado).

La necesaria implantación del personal directivo profesional

Ahora el EBEP (y su heredero TREBEP) apuesta por esta figura de manera definitiva. Su Exposición de motivos indica claramente el interés del Estatuto por incorporarla de una vez por todas en la gestión del empleo público al vincular claramente su actuación con la eficacia y la eficiencia. Pero sobre todo lo relaciona con una Administración dirigida hacia el cumplimiento de objetivos, estando “llamado a constituir en el futuro un factor decisivo de modernización administrativa, puesto que su gestión profesional se somete a criterios de eficacia y eficiencia, responsabilidad y control de resultados en función de los objetivos”.

Para ello se hará necesario realizar un importante esfuerzo de adaptación de sus estructuras y sobre todo un cambio de la cultura administrativa que lleve a aprender a trabajar a través de la planificación estratégica, la dirección por objetivos, la evaluación de políticas públicas y del desempeño, la cultura de la responsabilidad, etc., como recuerda JIMÉNEZ ASENSIO.

La función directiva en las Administraciones públicas

En efecto, su papel gerencial, de liderazgo, dirección y coordinación de equipos, de motivación del personal, desarrollo de programas, etc., adquieren una especial relevancia con el EBEP. Y sobre todo para la evaluación del desempeño, pues no solo va a ayudar a establecer, ordenar y distribuir los objetivos organizativos a lo largo de la estructura administrativa. Además, con ello va a permitir disponer de las imprescindibles bases en la gestión del empleo público para que aquella tenga éxito al aportar ese plus de cultura administrativa del que venimos hablando. Como asevera CATALÁ POLO, la falta hasta ahora de instrumentos de evaluación en nuestras Administraciones Públicas “contamina” la implantación de la Dirección Pública Profesional.

Personal directivo
Foto de Tima Miroshnichenko en Pexels

Habilidades directivas en el sector publico

Por la posición que adopta el directivo público dentro de la Administración y las funciones que se le encomiendan resulta claro que deba contar con una serie de habilidades directivas más allá de las propias de los empleados públicos -aunque en muchas otras coincidan- como ha recordado el Informe de la Comisión: “la capacidad de liderazgo, la formación específica y las habilidades necesarias para hacer funcionar adecuadamente, bajo las instrucciones políticas del Gobierno correspondiente, la compleja maquinaria administrativa”.

Qué son las habilidades directivas

Las habilidades directivas son el conjunto de competencias de gestión, dirección y liderazgo que permiten a un directivo llevar a una organización hacia el éxito.

No todo el mundo puede ser directivo público. Se requiere una formación y unas aptitudes que permitan aunar esfuerzos y mantener una cultura organizacional dirigida hacia el mismo objetivo. Las dotes de liderazgo y gestión de personas se encuentran a la orden de día en este tipo de puestos. Sabemos que gestionar y lidiar con las personas es complicado. Y en el ámbito público esta faceta se ve complicada por la estrecha relación que un directivo público debe tener con los políticos, acostumbrados a mandar y a que sus ideas se conviertan en realidad casi sin tener en cuenta los condicionamientos jurídicos y administrativos.

Un directivo debe ser creativo, analítico y proactivo; debe saber gestionar las crisis que se puedan producir. A de tener paciencia y ser buen comunicador.

El directivo como nexo de unión entre política y Administración

La dirección pública va a constituir, como indica JIMÉNEZ ASENSIO, “el ‘aceite’ que permite que personas que proceden de dos mundos o dos marcos cognitivos tan alejados entre sí puedan trabajar en un proyecto común, perfectamente alineados en el cumplimiento de una serie de objetivos”. Esto también podría dar lugar a ciertos problemas relacionados con la evaluación del propio directivo público.

      Sin embargo, no acaba de entenderse que a pesar de su insistencia en la necesidad de transformar la Administración y establecer modelos de gestión que logren una mayor eficacia y eficiencia, el EBEP no imponga su implantación a todas las Administraciones Públicas. Para MAESO SECO esto “tira por tierra y priva casi por completo de significado alguno a una ya de por sí parca y depauperada regulación básica de la materia”.

Por fortuna, las diferentes Administraciones que están creando o actualizando sus legislaciones de empleo público se han dado cuenta de la importancia de incluir al personal directivo en sus estructuras y lo están regulando con mayor o menor fortuna.  

    No obstante, también hay que decir que al igual que con el resto de novedades que nos trajo el EBEP, la cuestión directiva siga estando aparcada y no se avance lo suficiente en su regulación e implantación definitiva.

El directo público y la evaluación del desempeño

La falta de regulación y desarrollo del personal directivo profesional han provocado, en parte, que la evaluación del desempeño no se haya desarrollado antes o de una manera más óptima. La existencia del directivo constituye un factor importante para la aplicación y éxito de la misma, demostrando la íntima relación existente entre ambas instituciones.

No obstante, también hemos de decir que donde no ha habido directivos y se ha aplicado la evaluación del desempeño, quienes han liderado los procesos de desarrollo e implantación han realizado verdaderas funciones directivas, aunque ciertamente limitadas.

Con todas las virtudes que aporta el personal directivo se pretende, en suma, que todo el entramado administrativo actúe unido y alineado hacia unos objetivos comunes. Esto constituye el caldo de cultivo imprescindible para que los sistemas de evaluación del desempeño que pretendan instaurarse tengan éxito, pues como ha destacado GORRITI BONTIGUI, la “implantación de la evaluación del desempeño implicará necesariamente la instauración de la figura del Directivo Público Profesional”.

Otra cuestión no menos importante al hablar de la relación entre la evaluación del desempeño y la dirección pública profesional es cómo se realiza la evaluación del directivo. Recordemos que esta figura se encuentra en lo más alto de la estructura administrativa, siendo sus superiores los cargos electos. La cuestión principal que se ha planteado es quién evalúa al directivo público. El artículo 13 TREBEP dispone que «El personal directivo estará sujeto a evaluación con arreglo a los criterios de eficacia y eficiencia, responsabilidad por su gestión y control de resultados en relación con los objetivos que les hayan sido fijados».

Libro sobre la evaluación del desempeño
Libro sobre la evaluación del desempeño

    (Esta entrada es un extracto actualizado del apartado dedicado a la necesidad de implantar la Dirección Pública Profesional para el éxito de la evaluación del desempeño, incluido en el libro:

Comparecencia de Calvo para anunciar la modernización de la Administración

Modernizar la Administración por Real Decreto

El Gobierno quiere modernizar la Administración. El pasado 7 de octubre la Vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, anunciaba la ...
La necesaria implantación del Directivo Público Profesional

La necesaria implantación del Directivo Público Profesional

Una de las principales apuestas del EBEP para lograr sus objetivos ha sido la incorporación del directivo público profesional al ...
Cómo debe ser el líder que dirija el cambio en la Administración

Cómo debe ser el líder que dirija el cambio en la Administración

En ninguna organización las cosas avanzan por sí solas; siempre se necesita a alguien que se ponga al frente del ...
Evaluación del directivo público

La evaluación del desempeño del directivo público

El artículo 13.3 EBEP regula la evaluación del desempeño del directivo público profesional al establecer que el “personal directivo estará ...
Ayuntamientos: ¿Administraciones o empresas de colocación?

Ayuntamientos: ¿Administraciones o empresas de colocación?

Vemos con demasiada frecuencia que la Administración local convoca bolsas de empleo, planes de garantía e inserción laboral, planes de ...
Necesitamos gestores públicos, no políticos

Necesitamos gestores públicos, no políticos

Políticos, gobernantes, gestores públicos... todas estas acepciones se refieren a los cargos electos elegidos por los ciudadanos, que les han ...
Habilitados nacionales

La vuelta de los habilitados nacionales

Hasta la aprobación de la Ley 7/2007, del Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP), los funcionarios que desempeñaban determinados puestos ...

Cómo debe ser el líder que dirija el cambio en la Administración

En ninguna organización las cosas avanzan por sí solas; siempre se necesita a alguien que se ponga al frente del cambio y de la innovación, y que sepa responder a los desafíos que surgen a diario si aquella no quiere perder el tren de su tiempo. Tras esta reflexión un tanto poética, permitanme centrarme en lo que esto implica para las Administraciones Públicas.

Seguir leyendo Cómo debe ser el líder que dirija el cambio en la Administración