Más de una década después de la entrada en vigor del Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP) la evaluación del desempeño, una de sus más destacadas apuestas por modernizar la Administración y el empleo público, aún no se haya implantado. Tampoco se han intentado poner las bases necesarias para su posterior aplicación.
En el artículo que publica la Revista Vasca de Administración Pública (nº 109, de 2017) repaso los aspectos más destacados que aún hoy continúan impidiendo ese necesario cambio de nuestro empleo público. En particular, estudio la [in]aplicación definitiva de la evaluación del desempeño, que se traduce en una serie de defectos y amenazas del actual modelo de empleo difíciles de superar, aunque más por falta de interés que por dificultades intrínsecas.
(Extracto del artículo publicado en la Revista Vasca de Administración Pública, nº 109, Sept.-Dic. 2017)
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La necesidad de aplicar la evaluación del desempeño en la Administración Pública
La Administración ha sufrido una importantísima crisis económica y está sufriendo otra de legitimidad de lo público. No cabe duda de la posibilidad, o más bien necesidad, de desarrollar de una vez la evaluación del desempeño dentro de un imprescindible proceso de transformación y racionalización permanente de la Administración. Obviamente supondrá un importante esfuerzo de adaptación de las estructuras actuales a los nuevos modelos de gestión del empleo público, además de cambiar la vigente concepción que se tiene de cualquier innovación administrativa.
Hemos de pasar de considerar esas técnicas y herramientas más propias de otros ámbitos como algo totalmente ajeno a la Administración o como un gasto, para reconocerlas y asimilarlas, con las oportunas adaptaciones, a las exigencias legales y de garantía de derechos. en tal sentido el legislador ha confiado en ellas al plasmarlas en el EBEP porque tienen ya un largo recorrido en el entorno privado, han sido probadas y son sobre todo una verdadera inversión de futuro.
Principales obstáculos en la gestión del empleo público para la implantación de la evaluación del desempeño
Los principales escollos para instaurar sistemas efectivos de evaluación del desempeño, y que analizo en mi artículo, son:
- Inexistencia de planificación estratégica que permita saber qué evaluar.
- La desnaturalización del complemento de productividad.
- Un sistema de carrera artificial que no ha cumplido su función.
- La desmotivación del empleado público.
- La olvidada institución de la formación del empleado público.
Conclusiones
El EBEP ha supuesto una verdadera revolución en materia de modernización del empleo público. Es una norma anhelada y que ha aportado, quizás a partes iguales, novedosas y esperadas herramientas para mejorar una gestión del personal casi inexistente. Tal es el caso de la propia evaluación del desempeño, pero al mismo tiempo nuevas dudas sobre su aplicación, ya que después de una década de su aprobación no parece haberse desarrollado suficientemente ni, mucho menos, implantado la evaluación.
Efectos de la crisis en las reformas administrativas
La crisis económica fue una limitación importante para ello, pero también lo ha sido la falta del impulso y arrojo necesario para poner en marcha, aunque fuese poco a poco, los instrumentos que el EBEP aporta. En cuanto a la evaluación del desempeño hemos de reconocer que son muchos los problemas que viene arrastrando la Administración española y que es difícil atajarlos todos al mismo tiempo. Pero lo que no se puede negar es que no se ha intentado, por lo general, solucionar o reducir al menos parte de las dificultades que se presentan al establecimiento de sistemas efectivos de evaluación del desempeño.
Falta de planificación de recursos humanos
Muchas Administraciones siguen sin saber planificar, sin tener claros sus objetivos, su misión y visión de lo que deben ser como organizaciones de servicio público. Otras consideran la evaluación como algo impuesto por el legislador y que hay que aplicar necesariamente, sin pararse a pensar para qué la necesitan, dónde aplicarla ni cómo. Y, en fin, otras muchas no ven clara su implantación por las reticencias de los empleados o por el coste que supondría ponerla en práctica.
Si bien es un instrumento de aplicación obligatoria son diversos los obstáculos estructurales y las prácticas existentes en las Administraciones que hacen complicado poner en marcha la evaluación. Se da la paradoja de que algunos de esos mismos obstáculos tienen como solución la propia evaluación del desempeño. En cualquier caso, los gestores públicos son los primeros responsables de poner en marcha las novedades del EBEP, incluida aquella, pero deben tener el coraje suficiente para allanar el camino en la medida de lo posible.
Misión y Dirección por objetivos
La Administración debe saber hacia dónde dirigirse, aprender a trabajar por objetivos, planificar y utilizar técnicas hasta ahora más propias del entorno privado. No podemos pasar por alto que el legislador ha confiado en la evaluación y le ha dado, por fin, carta de naturaleza. Con ello de alguna manera también ha puesto en valor todos esos conceptos relacionados con la transformación de nuestras organizaciones públicas para la consecución de la eficiencia.
Por tanto, hay que aprovechar la ocasión y no perder más tiempo. Hay que ponerse en marcha y remover esos obstáculos, ser innovador, crear cultura administrativa y sobre todo contar con el empleado público y su talento. Hay que motivarle y diseñar sistemas de evaluación que sean útiles y ayuden realmente a mejorar la calidad del servicio público.
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