La reforma de las Administraciones públicas: por ambición que no sea

Tras escuchar al Presidente del Gobierno hacer su presentación sobre la profunda reforma de las Administraciones Públicas que se pretende llevar a cabo, y antes de poder acceder al contenido del informe con las 217 medidas que quiere implantar el Ejecutivo, quiero destacar que en su breve intervención ha reseñado algunos de los más importantes puntos que debe incluir la referida reforma, dando algunas pinceladas sobre lo que la misma busca.

Reformar para volver a crecer.

Uno de los grandes problemas que sufre nuestro andamiaje administrativo es la aún farragosa burocracia y las duplicidades. Hace poco se publicaba la noticia de que en España tenemos más de 200.000 normas, algo que junto con las competencias concurrentes, etc. hacen inviable en muchos casos, y muy complejo en otros, poder innovar, patentar, crear empresas… sin contar con la presión fiscal que desde el primer momento tienen quienes quieren poner en marcha un negocio.   Transformar este estado de cosas se hace imprescindible para poder crecer.

Aplicar las TIC definitivamente.

Rajoy ponía el caso de lo que cuesta una notificación postal (2,55€) frente a lo que cuesta una electrónica (0,19€). Ejemplos de este tipo no tienen que hacernos dudar de la imperiosa necesidad de poner en marcha las tecnologías de la información y la comunicación, incluso en las Administraciones más pequeñas, que son a las que más cuesta por falta de medios y sobre todo, creo, por falta del necesario impulso y concienciación de los responsables políticos, que a veces no tienen la formación necesaria para entender la trascendencia de tales cambios. Esas tecnologías ayudan a hacer más rápidas y económicas nuestras Administraciones y mejorar la relación del ciudadano con ellas.

Historia clínica digital.

Son ya varios los intentos de unificar los historiales clínicos para que una persona residente en Andalucía no tenga problemas si debe ser atendido en Galicia, por ejemplo. Muchas veces es más una cuestión de voluntad que de dificultades técnicas. El problema, a mi entender, es que las Comunidades Autónomas se miran demasiado al ombligo y no atienden las necesidades de los ciudadanos ni velan por el interés común, y por común no me refiero sólo al interés de los habitantes de sus territorios.

Este es, precisamente, el principal handicap que tenemos en España para lograr una Administración realmente eficaz, que tenemos tantas Administraciones donde los políticos buscan sus propios intereses que hace inviable o realmente difícil acometer reformas estructurales de calado para resolver los problemas de la sociedad.

Eliminar duplicidades.

Como comentaba, este es uno de los pilares de la reforma porque se trata de una de las mayores fuentes de desconcierto y problemas para los ciudadanos y cuya solución ahorraría miles de millones de euros todos los años. 120 de las medidas propuestas van en esa dirección, y lo que se quiere -entre otras cosas- es que las Comunidades Autónomas no tengan agencias u otros órganos con las mismas funciones que las estatales.

La cuestión es tan importante como difícil del solventar sin la necesaria voluntad por parte de aquellas, pues además implicaría tocar leyes autonómicas e incluso Estatutos de Autonomía.

Nueva cultura de la gestión pública.

En definitiva, de lo que se trata es de cambiar el chip de la gestión pública, desde las estructuras de las Administraciones hasta sus competencias, procedimientos, los recursos humanos, etc. Una reforma, en definitiva, profunda y que haga a nuestras Administraciones más eficientes, eficaces, y sobre todo más cercanas al ciudadano y respondan de manera proactiva sus demandas.

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